EL VIRUS QUE LO PARÓ TODO

"12 de marzo de 2020".
El día que un virus microscópico paró de golpe la vida del aula.

Volver hoy, después de tres meses y verlo todo tal y  como lo dejamos esa mañana -¿qué hubiéramos dicho o hecho de haber sabido que era la última?-: 

• los libros en  la estantería, a la espera de ser leídos en esas asambleas que hacíamos después del recreo;
• las carpetas con las pegatinas de la lectura;
• el borrador de la emisión de radio que estábamos ensayando; 
• los blocs de dibujo inacabados;
• el cartel del invierno aún colgado;
• las plantas mustias que plantamos y cuyas macetas decoramos, con tanta ilusión, para cuidar en primavera;
• los pasaportes del desplazamiento activo, pendiente de premiar; 
• excursiones suspendidas, semana cultural, certamen literario, fiesta de fin de curso sin celebrar... 

Tantas y tantas cosas se nos han quedado en el tintero... 

Porque la escuela no es solo aprender lengua, matemáticas, inglés... 

La escuela es una sonrisa de buenos días al empezar la jornada, una mirada cómplice, un guiño; un "¡cuánto te estás esforzando!" y "¡cada día te sale mejor!"; un chocar las manos para celebrar cada pequeño logro, un abrazo; jugar juntos en el patio, compartir almuerzos, aprender de nuestros errores y ayudarnos a superarlos; emocionarnos a la vez cuando escuchamos una historia, echar a volar juntos la imaginación mientras leemos un cuento en la alfombra o cuando observamos una caja de cartón e inventamos mil formas distintas  de transformarla... 

Solo queremos pensar que el próximo curso las circunstancias nos permitan recuperar este tiempo perdido con nuestros niños y volver a recorrer juntos los caminos del crecimiento, del descubrimiento, del cariño y del saber ser.

Porque en estas 13 semanas, por más que nos hemos esforzando, aún seguimos 

pero seguimos sin dar con ella.